sábado, 5 de febrero de 2011

La Milpa y el Paliacate...

Parte de ese aparecer de pronto, de ese tomar el camino y avanzar, fue ese día, esa tarde noche de palabras en el Tierra Adentro, acompañar a Juan y propiciar la lectura. Pero el texto fue este:

La Milpa y el paliacate

No te cansas de poner píe frente a píe y, el camino, cualquier camino, es el tuyo, el que iniciaste un día lejano, casi mítico. Del lugar de inicio queda tu voz que es mil voces y tu idioma, un abrazo y algún beso digno de rememorar. Ya en el destino del azar caminas por las calles y ves a los niños que juegan, dan la mano, intentan caminar, correr. A veces es fácil saber sí es alegría o tristeza su rostro o sus palabras. A veces es más difícil. Y de los adultos y sus pasiones poco podremos decir. Ellos no se reflejan, se ocultan o están tan a flor de piel que se abalanzan sobre ti y delatan tu propia imagen en sus rostros, tus miedos, tus añoranzas. Ver no es lo mismo que observar. Y volver sobre nuestros pasos para tratar de recordar lo visto, lo vivido, es destino sin destino. Paso a paso vas construyendo una memoria que, sin quererlo, puede ser tan sólo eso: imágenes que nada dicen del pasado, del presente que ya no vives. Y del futuro nada sabrás si no participas de su construcción.

A veces vuelves sobre tus pasos.

La presencia de esos rostros de tu memoria confunde tus idiomas, tus realidades, tus historias personales y colectivas, los sufrimientos, el silencio, los encuentros y desencuentros. Todo eso que hace posible tu presente se mezcla de forma aleatoria con los pasados remotos y cercanos.

Es imposible pasar por alto todo eso. A veces tomas partido hasta quedar marcado para siempre.

Escribir es, a veces y siempre, mostrar esa marca. Porque escribir puede ser compromiso con esos rostros y hacer propio el futuro que construyen. Las letras, enardecidas, reclaman su destino de belleza y verdad.

Las palabras de Manolo Pipas buscan esos rostros y sus voces. Tratan de distinguirlos, de hacerlos individuos, de reencontrarlos desde la mazorca que es vida, cultura y sustento, desde el camino que es palabras nuevas, alejarse y acercarse al mismo tiempo, desde los píes que se visten de piel, de dignidad descalza para jugar y para trabajar, desde el cafetal que es punto de encuentro, de llantos , cantos, risas, desde las luces del cerro que dan la bienvenida a la noche, desde los árboles que son cobijo y sombra de descanso en la caminata, desde los miles de sueños morenos, murallas de cuerpos y de mantas, desde la revuelta del nosotros, desde el poblado que se aferra a la ladera de la montaña, desde las manos que tejen y luchan, desde la trenza de dignidad y el rebozo maternal, desde las nubes en la sierra que deliran formas tan fugaces como es el presente, desde la resistencia de los pueblos que nada piden para ellos, desde la milpa y desde el paliacate.

Y así, el camino de Manolo va descubriendo la vida misma, su eterno aprendizaje y su eterno devenir en olvido. Ya en el camino decide si quiere correr o quedarse. Ver u observar. Destruir o construir. Y poco importa si el camino se convierte en metáfora de pájaros. Identificarse con el paso a paso del poeta es sencillo ahora porque busca eso mismo que antes y ahora mismo se sigue buscando. Como dice el escritor guatemalteco Otto René Castillo en “Arte Poética”:

Hermosa encuentra la vida

quien la construye hermosa.

Por eso amo en ti

lo que tú amas en mí:

la lucha por la construcción

hermosa de nuestro planeta.

La poesía, entonces, debe comprometerse pero no aceptar compromisos. Debe comprometerse con la palabra y con la vida pero no debe aceptar cosas que dirijan el lenguaje poético –insumiso por naturaleza- a caminos que ha trillado la indecisión. Será el futuro, así, de quien lo construya para ser vivido. La milpa y el paliacate son el recuerdo y el presente del observar una vida feliz y precaria, de la risa de los dragoncitos de papel, de lo que quisiéramos que siempre acompañara nuestro camino.

Edgar Quisquinay.

San Cristóbal de las Casas, Chiapas, enero de 2011.



Y eso... como sucede siempre... el camino continúa.

lunes, 31 de enero de 2011

Camino 30.3 y final

Se fugaba la luz del día. Habíamos subido el largo trecho desde la costa sorteando las curvas y la interminable escalada. La decisión era entrar a Almolonga y hacer el tramo más corto, conocer un nuevo paso y acercarnos a Xela desde lo desconocido. De pronto la ciudad se aparece frente a nosotros y es asombro otra vez. Desde las alturas se veía ya el descanso.
El nuevo día nos encontró dispuestos a subir esa cumbre otra vez: el destino final de la salida era el Volcán Chikabal. En esta ocasión teníamos la novedad de llevar a Giovanni por primera vez a ese sitio que tantos recuerdos nos trae a los demás. El desayuno fue tranquilo, en Los Tres Pollitos, comedor que se encuentra cerca del parque central de Xela.
La cosa siempre cambia cuando llegas a Laguna Seca... Tojmech está ahí pero queda atrás, todo se vuelve surrealista, se desafía la razón y las sorpresas ya no lo son... te enfrentas a los recuerdos, al paso implacable del tiempo. Las sonrisas y las manos que saludan son un fantasma, apenas logras aferrarte a la compañía actual, a esos amigos que se desgranan frente a ti, que comentan, miden, deciden, arremeten contra la imprudencia de los conductores de esos dos buses que sepa el diablo cómo hicieron para bajar por esa carretera estrecha... y luego te enteras que llevan un montón de patojas y sonríes nervioso pensando en su seguridad y en la propia...
La laguna sigue ahí. Guillermo, Edgar y yo cumplimos una cumbre más. Giovanni inaugura su sapiencia sobre el lugar. Será capáz, de aquí en adelante, de regresar solo, acompañado, con nosotros, sin más indicación que la de la palabra, el nombre del lugar. Yo voy siguiendo la luz aquella de otras noches y de otras sonrisas y sueños dejados en ese lugar...
Voy, decía, siguiendo la huella de las aguas, apreciando el dolor, liberando al pez del anzuelo, tomando bocanadas de aire y desatendiendo voces, discriminando sus palabras por vez primera, separando ese olor de aquel y el sube y baja de la luz y la tersura de las aguas y el caballo en el camino y su piel áspera, recordando que ahí, que en ese lugar, que entonces... y después abandonar el lugar con ganas de no ver hacia atrás y las nubes que se acomodan a mi sentir y tapan su luz líquida, sus aciertos...
Y nos fuimos. Guillermo pide detenernos en Alaska y hacer la foto del Cuxlikel que siempre ha querido. Edgar se detiene y corremos de un lado al otro esperando que la luz siga así... las cámaras disparan ráfagas que detienen la luz, la congelan...
Y los brazos abiertos de Giovanni son bienvenida y despedida. Jornadas cumplidas como amigos y hermanos. Caminos que concluyen a pesar de nosotros, caminos que inician, también, a nuestro pesar.

Escuintla, Retalhuleu, Quetzaltenango, Sololá, diciembre de 2010.
Mixco Guatemala, enero de 2011.

martes, 11 de enero de 2011

Camino 30.2

Poco después del medio día y luego de constatar el poco avance de los trabajos en una escuela, llegamos a El Asintal, Retalhuleu. Saliendo de la CA-2, en un entronque que cruza hacia la derecha o hacia el norte, está la indicación de 9 kms. para llegar a Takalik Ab'aj, sitio arqueológico ubicado en el municipio de El Asintal dentro de la finca San Isidro Piedra Parada.
El sitio no es ajeno a la historia de terratenientes, ignorancia, indiferencia y descuidos. Pero sí muestra la diferencia de las piezas in-situ, del cuidado actual al parque, del contínuo trabajo de arqueología y rescate, todo eso sumado a la donación de tierra y una bastante aceptable administración.
Monumento tras monumento volvemos a ver la andesita y sus cualidades y colores, la destreza para labrarla. Espacios donde no es permitido hacer fotografías y las explicaciones suaves del guía comunitario, el sopor del calor húmedo de la boca costa, dan una sensación de sueño a la estancia en el lugar. Es curiosa la insistencia del guía en repetir que los monumentos fueron encontrados enterrados y que los fosos donde generalmente se encuentran sólo sirvieron para descubrirlos.
Con evidencias de una profunda mezcla de las culturas maya y olmeca, el sitio ocupa una gran extensión de terreno (unos 6 kms cuadrados) de los cuales de los cuales se han excavado y estudiado menos de la mitad. Las estructuras o templos están hechas con piedras de canto rodado unidas con argamasa de barro. Muchas de las estructuras y monumentos fueron dañados por la siembra de cafetos en la finca.
A duras penas recuperado para su estudio, el sitio ahora es visitado y recorrido con gusto. Además, las manifestaciones culturales y religiosas buscan apropiarse de su suelo y reclamarlo como una discutible herencia.
Sentarse, discutir, reír. Eso deja el camino hasta ese punto.
Y se abre la puerta hacia el norte y una caminata y un descanso.

Guatemala, 28 y 29 de diciembre de 2010.

sábado, 1 de enero de 2011

Camino 30.1

De la Finca El Baúl para Bilbao hay poco trecho. En realidad son parte de un mismo complejo y, como dije antes, las piezas que están en el museo de la finca han sido trasladadas hasta ahí de tres sitios: El Baúl, Bilbao y El Castillo, todos ubicados en Santa Lucía.
Sin preguntar mucho llegamos al lugar (el gringo dijo "just climb the hill") y, luego de reafirmar los datos con uno de los arqueólogos que están de temporada en el sitio, climbeamos la hill y nos acercamos al "Dios-Mundo".
En el centro de una plaza, sobre un montículo de unos cinco metros de alto están dos monumentos que, todavía hoy, son motivo de adoración y rituales constantes. La pregunta que siempre surge al ver al "Dios-Mundo" es si está entera. Para responder esa pregunta presento la siguiente foto (de los cuarentas del siglo pasado o algo así):
Al monumento también le dicen Rey Tekum o simplemente La Piedra. Comparte la plaza con una estela que muestra un personaje con tocado, cinturón de Chac y falda ritual. Por esa falda se le ha confundido con una mujer y se le llama "María Tekum". En la estela también aparecen círculos que podrían representar conteos y un emblema con glifo de venado.

Todavía entre los cañaverales está otro monumento que, por estar en temporada de zafra, logramos ver de cerca. De esta piedra no tengo datos... y por las condiciones de luz y el estado de deterioro del grabado es muy difícil de ver el detalle.

Salimos del cañaveral y tomamos carretera otra vez... hacía Retalhuleu, hacia El Asintal.
Carretera abierta otra vez.

Guatemala, 28 y 29 de diciembre de 2010.