domingo, 29 de noviembre de 2009

"Que veinte años no es nada..."

Esta foto me provoca sentimientos encontrados... alegría, tristeza...
Hoy he podido platicar con mi madre, con mi padre sobre las circunstancias que motivaron ese viaje. Ya eramos una familia numerosa, esto sucedió hace más de 30 años.
En la foto, atrás, de izquierda a derecha: Mi padre (Alejandro), mi madre (Clara) y mi hermana (Amparo).
Al frente, también de izquierda a derecha, mis hermanos y yo: Fernando, Oscar, yo y Luis.

Y, treintitantos años después, ese soy yo frente al mismo templo.
Pero no me engaño: ya no soy el mismo.

Chikabal ( y II ).

Volcanes Tajumulco y Tacaná vistos desde el volcán Chikabal:

Quiéreme tierra,
siembra tus encinos
en la palma de mi mano.
Tus aguas serán
el destino perfecto,
sus colores darán
refugio a mis
cansados ojos.
Y el descanso,
el sueño,
saciarán su osadía
en los colores nuevos
que constuiremos juntos.
Tierra:
soy tuyo.

Noviembre de 2009.

Chikabal ( I ).

"Corrían los días de a fines de guerra,
había un soldado regresando intacto:

Intacto del frío mortal de la tierra,

intacto de flores de amor en su cuarto..."
Gaviota, Silvio Rodríguez.


En la foto: Roberto, Ricardo, Edgar y yo. Año de 1997.
Universitarios todavía. Nos gustaba planear y planear las salidas a los volcanes. Con Roberto nos íbamos a la biblioteca de la facultad de Agronomía a ver los mapas en escala 1:50,000 donde apareciera algo que se aproximara a una ruta de ascenso al volcán elegido. No entiendo por qué o cómo elegíamos los objetivos. De Chikabal, supongo, fue por la laguna mítica que tiene en su cráter. Vimos esos mapas viejos, sacamos notas, repartimos responsabilidades (agua, comida, fuego, linternas, cámara fotográfica) y nos fuimos.
Aventurar.
Salimos de Guatemala rumbo a Quetzaltenango, unos 200 kilómetros de camino. Llegamos de noche y dormimos en un hotel bien acondicionado ("El Peregrino", si mal no recuerdo). Al día siguiente salimos hacia la terminal y tomamos el bus que baja a la costa por la ruta que conduce a Costa Cuca.
Le pedimos al ayudante del bus que nos dejara en la entrada de la ruta de ascenso al volcán, en San Martín Sacatepéquez y, el muy despistado, nos falló. Una aldea pequeña que se llama "Las Nubes" fue nuestro punto de inicio.

Cruzamos la aldea entre el ladrido y los arrebatos de los perros. Preguntamos por el volcán y, tímidamente, nos dieron respuestas señalando el coloso. Tuvimos que meternos en un zanjón que adivinamos como lecho de río seco, o bajada de agua en tiempo de lluvia. Difícil a más no poder. Luego entendimos que estábamos haciendo el camino por la cara sur: la ruta entre campos sembrados de papa y camote, maíz y frijol.
Encontramos a un campesino con sus hijos, cargados de leña y costales de papa. Los costales eran más grandes y más pesados que los niños. Nos detuvimos, les dimos agua de nuestras cantimploras.
Pasando un tupido matorral de caña de castilla aparecía la apetecida cumbre. Yo fui el último en llegar ahí. Los rostros de ellos, de mis hermanos, emanaban felicidad.
Llegar y ver: bastan los ojos para sentir.

Lo llevo en la sangre.

El tercero, de izquierda a derecha, es mi padre, Alejandro. El lugar es la cumbre del volcán Acatenango (que yo he mencionado en varios posts de este blog).
Hoy me enteré que esta salida de mi papá fue justo el año que yo nací... es decir, hace más de 35 años de esto...
En las fotos también aparecen el doctor Del Valle, Luis Rosito y mi tío Porfirio...

Veo y re contra veo las fotos y me doy cuenta que está grabada en mi subconsciente, que son las fotos que acompañaron mi infancia y que me provocaban dibujar volcanes y buscar verlos y añorar subirlos...
...subirlos como lo hizo mi padre.

Gorilas en la Niebla

¡Qué lindo era tener cámara fotográfica en aquellos tiempos de torpe juventud! Tener esa 135 reflex que tantas batallas peleó junto a nosotros y que tantas fotos nos regaló aun y con la desventaja de nuestra poca pericia en su uso.
La foto pertenece a la mítica salida de una Semana Santa memorable allá por el año de 1995 (¡catorce años de eso!). Esa vez hicimos la doble: Acatenango y Fuego en el mismo viaje.
En el camino hicimos unas fotos que dimos en llamar de la forma que titulo este post. Años después quisimos volver a encontrar esos árboles, esos bejucos... labor que, ahora, ha de ser imposible. La deforestación también ha llegado a más de 2,500 metros sobre el nivel del mar...
Edgar y yo sonreimos en la foto. El recuerdo basta y sobra.

Noviembre otra vez...

...que se acaba y no escribo en este mes... poco importa.
Lo que importa es que logré que mi escaner volviera a funcionar. Inauguro esta vuelta a la vida con esta foto de tiempos lejanos y más o menos ingénuos:
Milvia, Gustavito, la Bodeguita del Centro, Lectura de poesía y presentación del libro "Abrir la Puerta" de Nora Murillo... ¿hace cuánto? no recuerdo.
¿Cuántos nombres, cuánta memoria más levantará una simple foto?