domingo, 7 de noviembre de 2010

Intermedio

"... tu amor ya no da para utopías
y la afición está muy lejos de considerar
a la poesía
como otra forma de pegarle al balón/
Pero cualquiera sabe lo que significa
pegarle con seguridad al balón
aunque no sepa de fútbol
porque el balón también puede ser la
visión
la intención de un hombre (...)
basta la entrega para abandonar los últimos
lugares que nos heredó
la decadencia
de jugar horizontalmente
de jugar sin marcar
de jugar sin correr y sin moverse

Ricardo Castillo. México.

viernes, 5 de noviembre de 2010

No quería ese sello en mi pasaporte...

Abordar un avión y otro y otro... La ruta de vuelta de Salvador Bahía contaba con escalas en Sao Paulo y Panamá. De este último debíamos llegar a Guatemala en una noche marcada en el calendario como 27 de mayo. Pero las cosas no fueron tan sencillas... en fin. Salimos de Panamá a la hora indicada, faltaba poco para llegar a Guatemala cuando avisaron desde la cabina del avión que era imposible aterrizar en La Aurora, aeropuerto principal de Guatemala. El motivo: el Volcán de Pacaya tenía una fuerte erupción y había dejado a la capital bajo un buen número de centímetros de ceniza y arena... sobrevolamos El Salvador durante un buen rato tratando de aterrizar ahí... sin éxito... Entonces volamos hacia San Pedro Sula en Honduras y ahí ni siquiera salimos del avión. Recargaron combustible y nos llevaron de vuelta a Panamá, sin consulta y entre un enorme descontento y cansancio... varados en Panamá no quedó otra que dormir y esperar. Gracias a los buenos servicios de la gente de UNFPA logramos cambiar de hotel y negociar un vuelo a El Salvador... Pasamos un día en Panamá y luego volamos a San Salvador, al día siguiente subimos a un bus y entramos a Guatemala por tierra...
Encontramos la capital con arena por todos lados, la tormenta tropical Ágatha golpeó al país unos días después. De ahí a las brigadas y al desconcierto.

Brigadas

Regresé de Brasil con el aire lluvioso en mi espalda. Encontré a mis compañeros de trabajo haciendo lo que tanto tiempo hicimos: atender emergencias.
No basta decirlo, hay que estar ahí y ver las condiciones de los albergues, el olvido y las buenas intenciones. Los niños y niñas sufrieron a Ágatha y la erupción del Volcán de Pacaya con la actitud que se espera de ellos: con desesperación, llanto, aburrimiento.
Apenas armados con cosas que, casi podemos decir, robamos o juntamos por la buena voluntad de las y los voluntarios, decidieron los compañeros formar una brigada que se iba a dedicar solamente a Niños y Niñas en situación de Albergue (hubo un momento de nombre rimbombante y decíamos que hacíamos "atención psicosocial" eh...). Fueron días de alegrías y tristezas, de mucho trabajo y malentendidos.
En la foto estoy junto a Checho, estrenando el recién inventado Rally de los Hulla hulla. Dejamos la muestra para que después los niños se hicieran uno con la ruta y sonrieran de una vez y por todas. En nuestro caso, sonreír era algo cercano, pero difícil avistar.

martes, 2 de noviembre de 2010

Dar inconsciente

Las notas del Forró de los Filhos de George estaban en lo más alto. Ella cantaba cosas que no sé, que no entiendo. Volaban los cuerpos alrededor y apenas atinaba a seguir sosteniendo mi cuerpo aferrado al esbelto cuello de un vaso de cerveza.
Nada más que decir: bailé, grité, giré y busqué cigarrillos como loco.
Entendí, en suma, que el sueño de estar ahí delimitaba mi antes y mi después. Hoy, viendo estas fotos recuerdo las señas más pequeñas, los ojos de Juliana, los amagues de delicadeza que nunca he tenido. Hoy, acá, me arrepiento de haber tomado la foto y no ser yo el que esté ahí, traslúcido, borroso, fantasmal. Irreconocible.

Volver...

Después de días andando por muchas calles, revisar papeles, ordenar la librera vieja y la librera nueva, después de asistir a los sueños rotos y a las derivas premeditadas... después de tanto, vuelvo.
Hay días que no tengo razones claras para darte, hay otros que no entiendo si es necesario o no. Hoy, por ejemplo, decidí decirte la verdad y ni siquiera yo mismo pude convencerme de lo emprendido y sus consecuencias. Muchos días atrás veía por encima del muro y creía que la lluvia no me alcanzaría. Hoy llovió y pude contarte que sentí el olor del pino quemándose y de la tierra mojada, olores mezclados, asomo de cordura junto con las gotas de lluvia que presagian un invierno común y corriente. Eso es volver. Sanar los sueños que se desangraban, poder ser y estar contundente desde ninguna parte.
Y volver pronto otra vez a ese sueño que es volver pronto.