viernes, 5 de noviembre de 2010

Brigadas

Regresé de Brasil con el aire lluvioso en mi espalda. Encontré a mis compañeros de trabajo haciendo lo que tanto tiempo hicimos: atender emergencias.
No basta decirlo, hay que estar ahí y ver las condiciones de los albergues, el olvido y las buenas intenciones. Los niños y niñas sufrieron a Ágatha y la erupción del Volcán de Pacaya con la actitud que se espera de ellos: con desesperación, llanto, aburrimiento.
Apenas armados con cosas que, casi podemos decir, robamos o juntamos por la buena voluntad de las y los voluntarios, decidieron los compañeros formar una brigada que se iba a dedicar solamente a Niños y Niñas en situación de Albergue (hubo un momento de nombre rimbombante y decíamos que hacíamos "atención psicosocial" eh...). Fueron días de alegrías y tristezas, de mucho trabajo y malentendidos.
En la foto estoy junto a Checho, estrenando el recién inventado Rally de los Hulla hulla. Dejamos la muestra para que después los niños se hicieran uno con la ruta y sonrieran de una vez y por todas. En nuestro caso, sonreír era algo cercano, pero difícil avistar.

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