viernes, 22 de agosto de 2008

Champerico

Nada me roba esta otra playa que se vuelve mítica. Un puerto, un muelle a mis espaldas. Viaje de trabajo que deviene en simpleza, en definitivo vuelo de gorrión negro, en asidero de dudas y certezas. No importa siquiera la basura de la playa, no importa más que esas miradas que hemos vuelto propias y que nos ven desde sí mismas.
Champerico es otro árbol derribado, otro sueño corto de camas propias, otra ventana a un laberinto que se nos hace cercano.
Yo soy otro después de estas arenas. Ya soy otro camino, otro paso, otra espera.

Antes del siguiente silencio

He vuelto a escuchar esa canción que se vuelve tormenta a medio estribillo. Mis ojos recordaron trenes y estaciones del metro. Una estación en especial.
Esa en la que no supo mi vida que daría un vuelco hacia un cercano olvido.
Recuerdo tus manos en las mías y esa sensación de vacío incómodo que me recorría al verte partir para, sin saberlo yo, no volver a mis ojos.
He buscado palabras para decir esto y nada llega a mi. Sólo será un recuerdo más. Y mis ganas truncas de llegar hasta ti y saberte cerca otra vez, caminar a tu lado por esos laberintos que bien conocemos ambos. Sentarnos en la playa, liar el último cigarrillo, beber una cerveza, hablar sobre todo eso que ya nada importa hoy. Y luego desandar el camino con tu noticia en mis oídos. Llegar hasta la puerta que definitívamente nos separaría, esa que no podía traspasar sin sentirme transgresor. Abrazarte, soltarte para que partiéras de una vez por todas.
Dejar que mis pasos subieran hasta la superficie y buscar un teléfono. Llamar y disculparme. Sólo quiero volver a casa, sentarme y escribir, tomar vino y llorar sin lágrimas.
Volver al subsuelo y perderme en ese viaje hacia el norte. Nunca más el norte. Nunca más el sur. Nunca más tú.

domingo, 10 de agosto de 2008

Ahora bien...

Iztapa, Escuintla, julio de 2008.

Queridos amigos:

Ha pasado corto tiempo desde que se tomó esta foto. ¿Recuerdan la alegría que nos invadía en ese momento?
Yo sigo conservando ese momento en el archivo de lo impreciso: ¿sueño o verdad?
En la foto estamos en el muelle de "El Capitán", al fondo se ven las aguas del canal de Chiquimulilla y, más al fondo, esa duna con torpe vegetación que separa el agua dulce del agua salada, el mar está ahí, aunque no se vea en la imagen.
De píe: Juan Valentín, ego, Danilo; sentados: Fernando y FranJa.
Espero que esto se vuelva a repetir. Lo espero con alegría.

Daniel.

Asfalto, auto, verde y volcán...

Foto: FranJa (Julio de 2008).
Navegamos de vuelta a casa luego de la deriva y un pairo premeditado en aguas de sueños vírgenes. Acá está el asalto de la realidad otra vez. Esas verdades que se hacen imposibles de atar o de volver niebla, esas memorias de caminos que tanto bien y tanto mal hacen. Nadamos en contra de la corriente, sentimos en nuestros pechos la fuerza de las olas, el salobre sabor de estas aguas de cielos líquidos.
Y la carretera se convierte en un espejo de aquellos momentos que nos esperan en el pasado. El volcán es uno de ellos.
A otros rumbos, otros paisajes, desviaré la mirada.

sábado, 2 de agosto de 2008

Cazador de estrellas...

Un tremendo horror al vacío recorre los alrrededores y también mis venas, mi interior. Reconocer el mundo desde un asiento que vuela o que rueda es parte de este tratar de acceder a los recovecos del "todo".
No lo niego, me gusta viajar, me gusta ver paisajes nuevos o revisitar los antiguos, los queridos. Ver cómo se llevan a cabo los cambios en cada lugar, en cada estación del año, en cada paso que damos como humanos constructores - destructores.
Nuestro horror al vacío es inmenso. Ya con él llenaríamos salas, aeropuertos, teatros, estadios de cualquier deporte. Con esa enorme masa informe podríamos construír un futuro que, a ojos cerrados, parecería llenar nuestras espectativas.
Miro el cielo y reparo en que está despejado. Después de días de lluvia contínuos se dejan ver las estrellas, no hay más nubes grises alrrededor. Pensar en esa enormidad allá afuera, en ese romántico cielo tachonado de puntos brillantes me llena los ojos de lágrimas.
Mañana no es otro día. Mañana es el vacío... o la cacería de estrellas.