Numerosos, bellos, variados serán los caminos que ellas, que ellos tomen. Nadie puede decir nada de su futuro. Mentiría si digo que yo puedo hacerlo. Ni siquiera los cononozco bien. Son las patojas, los patojos que asistieron a los talleres de Arte y Cultura que impartimos durante febrero y parte de este mes de marzo. Eran cerca de 80 sonrisas que te podían enamorar o exasperar con una pasmante facilidad. La foto corresponde a ese último día de talleres. Ya relajados y ya expectantes por el festival que se venía. Mi memoria se detiene y deleita con este momento de fugáz alegría.
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