Una posición privilegiada en relación al resto de la concurrencia al espectáculo. A la mano y a sus ordenes todo el arsenal para que los del escenario suenen bien y se sientan cómodos, amparados en su condición de observados, escuchados, ignorados.
Deletrear para vos una serie de palabras que se van volviendo cátedra mientras se construye la noche, mientras tu mera presencia es aceptada y convertida en ignorancia pasajera y en confianza que te llena de frases nuevas y de práctica al fin.
Dos maestros tuve y dos maestros tengo en eso de hacer sonar bien al prójimo: Hugo y el Pantera. Hugo es un fantasma que apareció hace poco en una pesadilla mutua y me dejó sonrisas y apretones de mano que rememoran el pasado de cigarrillos, banco a su lado y café para pasar la espera y la noche, además de sus consejos y sus críticas para que nosotros, los músicos que fuimos, sonáramos bien.
Hoy me enteré que el Pantera, mi mayor maestro, el de la paciencia eterna, el del a veces y siempre, el que me dijo que un músico debe ser también sonidista, falleció por enfermedad. Mi tristeza es extraña, sé que nunca le agradecí por sus palabras y su cortesía... hoy poco importa ya. El Ronito dijo que iba al velorio y quise decirle que lo acompañaría pero no pude levantar la voz. Creo que no bastaba con ir allí donde él ya no está.
Se me juntan las muertes. Espero que la vida triunfe.
Deletrear para vos una serie de palabras que se van volviendo cátedra mientras se construye la noche, mientras tu mera presencia es aceptada y convertida en ignorancia pasajera y en confianza que te llena de frases nuevas y de práctica al fin.
Dos maestros tuve y dos maestros tengo en eso de hacer sonar bien al prójimo: Hugo y el Pantera. Hugo es un fantasma que apareció hace poco en una pesadilla mutua y me dejó sonrisas y apretones de mano que rememoran el pasado de cigarrillos, banco a su lado y café para pasar la espera y la noche, además de sus consejos y sus críticas para que nosotros, los músicos que fuimos, sonáramos bien.
Hoy me enteré que el Pantera, mi mayor maestro, el de la paciencia eterna, el del a veces y siempre, el que me dijo que un músico debe ser también sonidista, falleció por enfermedad. Mi tristeza es extraña, sé que nunca le agradecí por sus palabras y su cortesía... hoy poco importa ya. El Ronito dijo que iba al velorio y quise decirle que lo acompañaría pero no pude levantar la voz. Creo que no bastaba con ir allí donde él ya no está.
Se me juntan las muertes. Espero que la vida triunfe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario