domingo, 29 de julio de 2012

Camino 31


Una noche de tantas, no hace muchos días, recorro el lugar donde se desarrolla el taller. La patojada hace ruido en muchas partes y derrama esos sentimientos y esas acciones ambíguas que sólo los jóvenes son capáces de dar al viento. Las anécdotas escuchadas durante tanto tiempo sobre ese lugar, sobre lo exclusivo que habría que ser para poder entrar y disfrutar sus comodidades. La piscina, el comedor, los espacios al aire libre, el acceso al lago de Amatitlán, dos muelles y el faro.
Pareciera que no tiene fines prácticos, es una construcción de concreto sobre un piedraplen. Se encuentra en muy mal estado de conservación y se nota que no ha tenido mantenimiento en mucho tiempo. Ahora sirve de rótulo que anuncia el nombre del centro de retiros que alberga el antes club social y casino. Si uno se acerca al faro puede ver las escaleras de metal que suben al barandal que rodea su cresta. Por dentro tiene un espacio que también cumple la misma función y es notorio que en algún momento tuvo una luz, un bombillo que giraba y hacia más convincente la existencia del artificio. Entonces, en El Morlón, hay un faro lacustre. Guillermo tiene una historia sangrienta sobre este lugar. Ojalá pueda ver esta nota y la foto y nos cuente qué fue lo que pasó.

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