He rondado por sus libros desde entonces y he querido y he odiado sus letras.
Hoy me invade un miedo sagrado y no mencionaré su nombre... pero haré de esto un homenaje a ese gigante que me ha mostrado palabras intensas, mitología moderna:
Hoy me invade un miedo sagrado y no mencionaré su nombre... pero haré de esto un homenaje a ese gigante que me ha mostrado palabras intensas, mitología moderna:
"EL NIÑO BUENO
No sabré desatarme los zapatos y dejar que la ciudad me muerda los pies
no me emborracharé bajo los puentes, no cometeré faltas de estilo.
Acepto este destino de camisas planchadas,
llego a tiempo a los cines, cedo mi asiento a las señoras.
El largo desarreglo de los sentidos me va mal.
Opto por el dentífrico y las toallas. Me vacuno.
Mira qué pobre amante, incapaz de meterse en una fuente
para traerte un pescadito rojo
bajo la rabia de gendarmes y niñeras.
LOS AMIGOS
En el tabaco, en el café, en el vino,
al borde de la noche se levantan
como esas voces que a lo lejos cantan
sin que se sepa qué, por el camino.
Livianamente hermanos del destino,
dióscuros, sombras pálidas, me espantan
las moscas de los hábitos, me aguantan
que siga a flote entre tanto remolino.
Los muertos hablan más pero al oído,
y los vivos son mano tibia y techo,
suma de lo ganado y lo perdido.
Así un día en la barca de la sombra,
de tanta ausencia abrigará mi pecho
esta antigua ternura que los nombra".
***
Sea entonces, está dicho.
Guatemala, 12 de febrero de 2009.
1 comentario:
Es muy placentero encontrar un buen libro que te descubra emociones especiales. Por desgracia creo que cada vez está más difícil. A mí Cortázar me lo descubrió una profesora de bachiller. Un día nos leyó un par de cuentos fascinantes. Era una buena profesora sustituta que no quería enseñarnos a odiar la literatura como e resto obligándonos a leer las "cartas marruecas", por ejemplo. Nos descubrió a G. K. Chesterton, cosa que a nadie más se le hubiera ocurrido.
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