-Mira las estrellas -dijo la mirada que se perdía en la noche.
-Nunca las veré -contesté.
Soy ruinas sin visitar. Soy una voz que ni siquiera me nombra. Soy un norte y un sur que se desentiende de su labor y niego mi lugar, mi ruta, mi ansia de ser.
-¿Y la luna?
-Nunca aparece cuando se le nombra.
Eres ruinas sin visitar. Eres esa voz que ni siquiera se nombra a si misma. Eres un norte y un sur que se desentiende de su labor y niega su lugar, su ruta, su ansia de ser...
-Esperemos al sol.
-Dormiré antes de verle.
Nada más que viento. Eso toca nuestras pieles. Nada más que viento.
-Nunca las veré -contesté.
Soy ruinas sin visitar. Soy una voz que ni siquiera me nombra. Soy un norte y un sur que se desentiende de su labor y niego mi lugar, mi ruta, mi ansia de ser.
-¿Y la luna?
-Nunca aparece cuando se le nombra.
Eres ruinas sin visitar. Eres esa voz que ni siquiera se nombra a si misma. Eres un norte y un sur que se desentiende de su labor y niega su lugar, su ruta, su ansia de ser...
-Esperemos al sol.
-Dormiré antes de verle.
Nada más que viento. Eso toca nuestras pieles. Nada más que viento.
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