Del templo al fondo de la tierra: San Cayetano resguarda el tiro en desuso de la mina. Si vas sesenticinco metros bajo tierra recordarás el calor, la sensación extraña de usar el casco de seguridad, los escalones estrechos y los maniquíes que aparecen en algunos puntos del descenso, algunos -incluso- debajo de piedras, simulando el temor sempiterno de los antiguos trabajadores de esos túneles: morir aplastados.
La bocamina de San Cayetano está en Guanajuato, es parte del complejo de minas de La Valenciana. De ella se extraía oro y plata para nutrir las arcas del Virreinato y de la Corona Española. La extracción de esos minerales también dio la posibilidad de construír la iglesia de San Cayetano que pronto, tal vez, sea motivo de otro post.
Para el momento de la visita a este lugar ya sólo andaba con Paola. Los cuarenta y tantos kilómetros a León quedaban a nuestras espaldas al igual que la conferencia mundial. Visitar Guanajuato tiene su gracia cuando lo haces sin pensar en dónde estás. Ahí la dicha de quien camina sin pensar en el destino. Oficio de no tener mañana.
2 comentarios:
Hola, Daniel!! Cuánto tiempo. Me alegra ver que sigues escribiendo un blog. ¡Vina México! :)
A pesar del aparente abandono, he vuelto Juli Gan!!! El año pasado fue más de otras cosas que de andar por acá. Siempre te leo. Abrazo.
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