Quería terminar con esta foto la escueta narración de este ascenso al Acatenango, pero creo que se merece un post más (además de éste). Bien. Como ya adelantaba en el post anterior, el cuarteto se partió en dos: atrás Roberto y yo (foto anterior) y adelante Giovanni y Edgar, quienes aparecen en esta foto. Bueno, Giovanni bastante visible y Edgar de espaldas, apenas sobresaliente de la piedra grande a la derecha. No me voy a acreditar esta foto, tampoco se la voy a acreditar a Roberto, eso lo tendremos que discutir mesa y cerveza de por medio. La cosa es que de allí donde ellos están a la cumbre Acatenango pues sólo hay un empujón de unos tortuosos 50 metros. Entre piedras enormes y almohadas de lava que tienen quién sabe cuántos años (¿le ponemos siglos? no creo equivocarme) de estar frías y estériles se va consumiendo cada poquito de energía que le queda a uno, cada rayito de determinación. Pero es el esfuerzo final.
¿Alguna vez han estado en la cumbre de un Volcán? Esta pregunta no va para los lectores frecuentes, sino para quienes visitan este espejismo. Si no han estado nunca, pues no podrán entender lo que significa, lo que se siente, lo que se vive. He pensado muchas veces en la inutilidad de las cosas que uno llega a hacer. Esa inutilidad es total y aplastante cuando las cosas se hacen en solitario, cuando no se pueden compartir sin caer en la exageración (o algo que parece exageración). Subir a un volcán solo, me parecería un despropósito total. Si ya subirlo acompañado por buenos amigos es una experiencia que pone a prueba nuestras habilidades de convivencia, de adaptación, de retentiva, subirlo solo es como mentir a gritos.
Este último párrafo viene a mi, porque no llego a entender que es lo que pasó en cada momento que hicimos cumbre (sea el volcán que sea, sin excepeción)... se me borran de la memoria las conversaciones y sólo quedan en mi abiertas miradas, gestos inconclusos, razones sin razón, carcajadas rompe vidrios, incongruencias lúdicas.
¿Alguna vez han estado en la cumbre de un Volcán? Esta pregunta no va para los lectores frecuentes, sino para quienes visitan este espejismo. Si no han estado nunca, pues no podrán entender lo que significa, lo que se siente, lo que se vive. He pensado muchas veces en la inutilidad de las cosas que uno llega a hacer. Esa inutilidad es total y aplastante cuando las cosas se hacen en solitario, cuando no se pueden compartir sin caer en la exageración (o algo que parece exageración). Subir a un volcán solo, me parecería un despropósito total. Si ya subirlo acompañado por buenos amigos es una experiencia que pone a prueba nuestras habilidades de convivencia, de adaptación, de retentiva, subirlo solo es como mentir a gritos.
Este último párrafo viene a mi, porque no llego a entender que es lo que pasó en cada momento que hicimos cumbre (sea el volcán que sea, sin excepeción)... se me borran de la memoria las conversaciones y sólo quedan en mi abiertas miradas, gestos inconclusos, razones sin razón, carcajadas rompe vidrios, incongruencias lúdicas.
1 comentario:
es cierto kiki, no hay recuerdos frescos de las cumbres, tal vez buscando posiciones para la foto, con gorra o sin gorra o expresiones como, puta que de ahuevo se ve desde aca, tratar de identificar las otras cumbres de la cadena volcanica, o el respectivoa abrazo, "feliz cumbre" o simplemente sentarse a esperar el amanecer con el respectivos titubeo de por donde sale el cacheton. buscar el norte, la respectiva platica de por que estan caso todas las averturas de los volcanes hacia el sur, que se yo tanta cosas que se dicen o hacemos en la cumbre, espero que el 2008 nos permita de nuevo decir, "FELIZ CUMBRE KIKI"
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