domingo, 11 de octubre de 2009

Basílica

Otra jugarreta que te juegan el tiempo y los caminos es el olvido parcial. Ni siquiera la cercanía de este viaje y los kilómetros que significó llegar hasta allí, son fuente de información confiable.
Creo, presiento, que no visitaba Esquipulas desde hace unos 30 años... contar ese tiempo, decir 3 décadas, tratar de explicar qué ha pasado en esta vida, mi vida, durante ese tiempo es difícil, por no decir inútil.
He abierto una puerta que nunca estuvo totalmente cerrada. He participado en los rituales que la visita requiere. La blanca basílica que resguarda la milagrosa imagen del Cristo Negro me ha parecido un sueño que otro soñaba. Mezclado a las risas, al olor de incienso, a la pasarela que lleva hasta el escaparate, a los mil y un detalles que guarda celoso este lugar, he visto hacia atrás. Caminar y ser, sentir y ver. He olvidado de nuevo. Pero este olvido nuevo es pequeño, es nada.

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