Sepa usted,
y que sea pronto,
que las manos
se esconden puntuales.
Entienda ya
que en las rocas
no existe un deseo
ni dos:
innumerable es el tres,
indescifrable el cuatro.
Cuénteme hermanito
sobre el fuego
que alimenta
con su madera
cotidiana.
Cuénteme,
y que sea pronto,
del silencio,
de la dicha
de abrazar el infinito.
Mixco, Guatemala, Octubre de 2009.
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